La secta del Fénix

En el transcurso de este relato Borges establece una comparación de sectas como el Judaísmo y budismo entre otras, con la secta del fénix, diciendo que no hay duda, que a pesar de no contar con un libro sagrado que los congregue como la escritura a Israel, sin una memoria común, sin esa otra memoria que es el idioma, desparramados por la faz de la tierra, diversos de color y de rasgos, una sola, el secreto, los une y los unirá hasta el fin de sus días. Alguna vez además del secreto hubo una leyenda (quizás un mito cosmológico), pero los superficiales hombres del fénix la han olvidado y hoy solo guardan la oscura tradición de un castigo, de un pacto o de un privilegio, porque las versiones difieren y apenas dejan entre ver el fallo de un Dios que asegura a un estirpe la eternidad.